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La muerte y la doncella / Noche transfigurada

 

 

“… En particular la coreografía con música de Schubert anterior ala pausa fue un triunfo ovacionado muy entusiastamente. Goldin se muestra desde una perspectiva no habitual: lo hemos vivenciado muy pocas veces tan clásico y tan concentrado en la simplicidad y la danza pura. Los bailarines - cuatro ‘doncellas’ y cuatro ‘muertes’ – se aproximan unos a otros como parejas de enamorados durante los movimientos del cuarteto. Ningún elemento de utilería ni los bastidores distraen la atención del juego de atracción y rechazo de los cuerpos. Al mismo tiempo domina una estricta consonancia de los movimientos, una fluida elegancia, que también les gustará a los dogmáticos fanáticos del ballet: cuando las mujeres forman una línea con sus vestidos claros, que en contraste con el fondo azul, tienen una alusión lejana a “El lago de los cisnes”. A pesar de toda la belleza de la música, se trata sobre la muerte y Goldin no se olvida tampoco de lo amenazante. Como un leitmotiv, algunos gestos se transmiten a través del juego erótico, haciendo perceptible el peligro: todos se tapan la boca con las manos para reprimir un grito, los hombres arrastran de los pelos a las mujeres por el escenario de forma muy desagradable y cuando las ‘muertes’ se arrastran por la tierra hacia las ‘doncellas’, parecen cocodrilos buscando su presa… Tan expresivos y técnicamente perfectos como los bailarines, brilló el cuarteto de cuerdas de la orquesta sinfónica.”

Manuel Jennen, Münstersche Zeitung, 2 de diciembre de 2002


“… Es agradable como los motivos de los movimiento de Goldin escuchan atentamente lo que sucede en la música… lo severo y lo consecuente con que Goldin, en especial en la parte de Schubert, desarrolla su historia a partir de la música, hacen la hermosura  de este trabajo sobre la temática eterna del amor y la muerte… En la interacción entre los bailarines y músicos, se crea un espectáculo fascinante.”

Harald Suerland, Westfälische Nachrichten, 2 de diciembre de 2002


“…Los dibujos y acuarelas de Schiele son representaciones fuertemente expresivas, tanto como el lenguaje dancístico con el que Goldin se expresa… “Noche transfigurada” es un dúo de un par de sonámbulos enamorados, inspirado en el último poema de Edgar Allan Poe “Annabell Lee”. Goldin encuentra aquí un amable e ingrávido lenguaje de danza, que transmite una emoción discreta. Daniel Condamines dormita en una silla hamaca y como si buscara dulces recuerdos, se levanta y revuelve en una cómoda con espejo. Muestra por una fracción de segundo su hombro desnudo bajo su saco, como si ventilara un secreto. Su amada, ella también una bailarina de ensueño, surge finalmente de un armario, con la cabellera rubia como un velo por delante del rostro. Se encuentran pareciendo como sonámbulos, se encuentran al azar por un instante. Empujados por una música eufóricamente nostálgica hacia un momento de felicidad, se arremolinan a través del mar de papel. Una joya llena de magia, a la distancia hace pensar a Mats Ek. El público festejó al Ensemble con mucho entusiasmo.”

Bettina Trouwborst, Süddeutsche Zeitung, 2 de diciembre de 2002


“Daniel Goldin se dejó inspirar en los cuadros de Egon Schiele para su primer programa de esta temporada. Con música de cámara de Schubert y Schönberg le da a sus dos coreografías una base musical muy en extremo sensible. Matthias Dietrich diseñó su pequeño espacio escénico con gran sensibilidad estética… El asimétrico espacio para bailar está repleto de trozos de papel azul, que crujen y revolotean cuando los ocho bailarines descalzos, con el cuarteto “La muerte y la doncella”, se pelean, saltan, se abrazan, se revuelcan en una lucha cuerpo a cuerpo o avanzan cuerpo a tierra hacia su ‘víctima’ asustada y acuclillada en sí misma… Duelo, consuelo y ternura están también en las últimas estrofas del poema de Matthias Claudius y Goldin lo capta en el abrazo de las cuatro parejas de bailarines. Su muy sensible composición de movimientos se orienta rítmicamente en la música… Todo se une en un conjunto y uno se queda con el recuerdo de hermosas secuencias. Desde hace mucho tiempo la danza expresionista alemana - que Goldin la conoció en su patria argentina - no había encontrado un renacimiento tan conmovedor… De cara a las masivas amenazas de recortes presupuestarios al teatro de Münster sería fatal que una joya del espectro del Tanztheater alemán desapareciera a causa de la ‘racionalización’.”

Marieluise Jeitschko, Neue Westfälische, 2 de diciembre de 2002


“… “La muerte y la doncella”, el expresivo cuarteto de cuerdas de Franz Schubert, como así el sexteto de cuerdas “Noche transfigurada” de Arnold Schönberg son la base musical para una velada de danza fascinante… Las manos tapando la boca como gestos de espanto, se transmiten a lo largo de la danza como leitmotiv al igual que los motivos de la muerte y los movimientos desesperados de alegría. Goldin logra en su coreografía una síntesis de música y danza, que se ve intensificada por la música en vivo: los músicos y bailarines actúan al mismo nivel de importancia… El traslado a la coreografía del carácter de la música está llevada por la gran presencia de los ocho bailarines y su interpretación, en la que los roles no están fijos… Una expresividad completamente distinta presentan los bailarines Juliette Boinay y Daniel Condamines en “Noche transfigurada”, una noche entre sonámbulos y sueños, acercamiento, liviandad y el remolino hacia el sueño. Es una danza llena de imágenes… una danza que invita a soñar y gozar… Una historia de ensueño para una música interpretada fabulosamente. Después de varios años Daniel Goldin presenta por primera vez dos composiciones musicales, en sí mismas compactas: ambas entusiasman por su fuerza expresiva y convencen al público en su traslado a la danza…”

Petra Faryn, Die Glocke, 3 de diciembre de 2002


“La música en vivo es en el Tanztheater moderno algo inusual. Daniel Goldin buscó para su nueva velada de danza “La muerte y la doncella / Noche transfigurada” un cuarteto y un sexteto de cuerdas respectivamente, para transformar en una intensa coreografía sobre la lucha de sexos, la expresión prerromántica de Franz Schubert y postromántica de Arnold Schönberg. Paralelamente se inspiró en las pinturas de Egon Schiele. A pesar que los gestos repetitivos de las cuatro bailarinas (la doncella) y los cuatro bailarines (la muerte), entre el espanto y la nostalgia, la desesperación y la huida inútil, el rechazo y el deseo, no son citas evidentes de Schiele: es un reencuentro con su misma expresión. Así mismo, el Ensemble tampoco interpreta Schubert, sino que la música es elegida para reflejar mucho más su propio estilo de danza. Lo que está especialmente bien logrado en el segundo movimiento del cuarteto en Re Menor, es una arcaica y festiva danza macabra…”

Marcus Termeer, taz, 6 de diciembre de 2002


“Ovaciones con pataleos y ‘bravos’ reiterados se escucharon al final del estreno de la nueva obra de danza de Daniel Goldin… Los contrastes, ricos en tensiones, definen la totalidad de la velada de danza que transcurre en el campo de fuerza de los polos opuestos, con gran carga propia: la muerte y la vida. Un hermoso ejemplo de ello es el espacio donde se baila. Está diseñado como un mar (Escenografía: Matthias Dietrich), cuyas olas las representan trozos de papel del tamaño de hojas de arce con un color azul nocturno. Este reino de la muerte lo contrasta el espacio de vida de la música, donde la pequeña orquesta tiene su lugar al borde de un acantilado levemente elevado. En este mar se mueven en la primera parte… un grupo de cuatro bailarinas con túnicas largas y claras, con movimientos fluidos, atraídas y repelidas por cuatro bailarines. Y así mismo estos cuartetos se desintegran de la fuerte uniformidad en movimientos individuales, como si cada uno buscara su propia expresión, pero serán nuevamente atrapados por el campo de fuerza de la masa  y sumergidos en la entropía de la interacción del gozo y la muerte.”

Hanns Butterhoff, Recklinghäuser Zeitung, 7 de diciembre de 2002


“… En lugar de un dúo, el coreógrafo sitúa a cuatro mujeres y cuatro hombres en el escenario, que primero separadamente sondean la diversidad de facetas, mas bien deprimentes, de la atmósfera de muerte. Espanto y resignación - leitmotiv de Schubert - son solamente dos de los muchos, finamente escalonados, estados emocionales que Goldin llegó a coreografiar en una secuencia rápida… La esperanza será enseguida ahogada por el agotamiento desesperado: los cuerpos se desploman. Reiteradamente una bailarina o un bailarín se separan de los cuartetos sincronizados y fascinan con un solo. La obra atemporal y enormemente expresiva captura el lenguaje de imágenes de Egon Schiele…  El Cuarteto Turina de la Orquesta Filarmónica de Münster toca de manera excelente e intensa.”

Silke Rehren, Westfälischer Anzeiger, 31 de diciembre de 2002


“Daniel Goldin se dejó inspirar en su primer programa de esta temporada, en los cuadros del artista austríaco del Jugendstil, Egon Schiele. Con música de cámara de Franz Schubert y Arnold Schönberg, le da a su danza expresionista una base musical muy sensibile. Matthias Dietrich planeó su pequeño espacio escenográfico también con gran sensibilidad estética: en el fondo se eleva un cantil rocoso, por delante la asimétrica superficie donde se baila semeja un mar espumante de color azul, compuesto por trocitos de papel, que crujen y ‘salpican’ cuando a veces, con el cuarteto en re Menor “La muerte y la doncella”, dos o cuatro de los bailarines descalzos se pelean, caminan con sobriedad, brincan y saltan, se estiran hacia el cielo, se abrazan, se revuelcan en una lucha cuerpo a cuerpo o cuando finalmente las cuatro ‘muertes’, enfundadas en abrigos largos, avanzan arrastrándose por el suelo hacia sus ‘doncellas-víctimas’, vestidas con delicadas túnicas de colores pálidos, asustadas y acuclilladas en sí mismas, para rodearlas de manera más protectora que para ahogarlas… La fina composición de movimientos que va creando un crescendo enervante, compuesta por escenas grupales, solos y dúos, se orienta en el ritmo pero en ningún caso escolarmente ‘literal’ a los Tempi musicales y cita a conciencia las pinturas de Schiele… Hace ya mucho tiempo que la danza expresionista alemana… no ha experimentado una reencarnación tan auténtica…”

Marieluise Jeitschko, tanz-journal, Enero de 2003


“… Afortunadamente Goldin resiste a la tentación de trasladar los poemas que forman la base de las composiciones musicales a imágenes. Él desarrolla muchísimo más sus propios mundos sobre el escenario recubierto por trozos de papel azul. “La muerte y la doncella” es una aparición fantasmagórica llena de fuerza para ocho bailarines, en la que los pasajes exactos de unidad entre la música y los movimientos se clavan en los ojos. Contrariamente tranquilo y reservado es “Noche transfigurada”: un sonámbulo, contenido y hermoso dúo para una bailarina y un bailarín…”

Andreas Meyer, Prinz Ruhrgebiet, Enero de 2003

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