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Cuentos del Camino - Wegerzählungen

Una tetralogía de dúos

“… Los ”Cuentos del camino” de Goldin conectan cuatro dúos, uno después de otro para dos parejas distintas de bailarines y modela verdaderos momentos de la vida a través de movimientos simples del andar y del perseverar en algo, del terror y del escaparse el uno del otro, del buscar refugio y del cariño: son retratos de personas en caminos inseguros, en la búsqueda, defendiéndose de la muerte y asegurándose seguir viviendo en tiempos agitados, observados con exactitud y dibujados amorosamente…”

Jochen Schmidt, Frankfurter Allgemeine Zeitung, 18 de octubre de 1994


“… A pesar de todo el virtuosismo, la coreografía no parece nunca fuera de la realidad o incomprensible, sino que ofrece un montón de sentidos y posibilidades de asociación. Uno se deja llevar por las imágenes , por la música, por las emociones, uno se sumerge plenamente en los relatos de los caminos complicados de dos personas buscando la felicidad.”

Westdeutsche Allgemeine Zeitung, 6 de marzo de 1995


“… Daniel Goldin trabajó nueve años en la coreografía del cuarteto de danza. El resultado es una obra maestra de la danza expresionista puesta en escena con mucha economía de recursos… Es algo especial sentarse en un pequeño espacio teatral y de esta manera vivenciar de cerca este espectáculo de una cultura de movimiento tan madura… El dicho de Pina Bausch, la legendaria fundadora de la danza-teatro moderna: “no me interesa cómo el hombre se mueve, sino qué es lo que lo mueve”, está vivo en cada gesto. Los bailarines absorben en sí mismos, por así decirlo, elementales situaciones vitales y emocionales y las respiran nuevamente con el lenguaje corporal. Un alto rendimiento corporal es solamente un medio para el sentido. “El fin es la persona misma y no el llevar al escenario un máximo de repertorio corporal”, comenta el coreógrafo.”

Christian Burchard, Landsberger Tageblatt, 2/3 de diciembre de 1995


“Estas obras demuestran ser muy distintas, imágenes llenas de atmósferas propias encantadoras, que relatan con la elegíaca música popular española y las composiciones musicales de Emilio Cao, historias dispersas de temores inciertos, esperanzas iniciales y felicidad fugaz. Primero llegan dos personas que con silenciosa desesperación buscan en vano la mirada del otro, no dan ningún paso; luego otros dos se dirigen llenos con alegres expectativas, bailando hacia un hermoso acontecimiento. Goldin cambia desde la sobriedad del movimiento a las ganas desbordantes, a las cuales dota de movimientos grotescos de brazos, caderas y piernas, semejantes a hacer ganchillos, como también agrega saltos llenos de garabatos. Uno se acuerda un poco a Mats Eks, a pesar que Goldin habla su propio lenguaje. Uno se queda sentado en el borde de la butaca mirando con mucha excitación en otros corazones humanos: ¡fascinante!”

B. K., Stuttgarter Zeitung, 15 de abril de 1995


“… Goldin diseña caracteres, muestra retratos dobles, indaga en las relaciones. Y lo hace de una manera sumamente cautelosa, sin poses obvias, concentrado en dos personas, que primeramente se tienen que ‘entender’, antes de que se permitan unos a otros, poder apoyarse mutuamente… El trabajo de Goldin permanece siempre en la realidad a pesar de toda destreza y refinamiento del diseño de iluminación. Su coreografía tiene aún una originalidad que hace recordar a los ballets de Mats Eks. Puede llegar a ser alegre, casi cercana al simplismo y ella tiene, en todo su peso, siempre algo flotante. Ella muestra la vida, pero la luz al final del camino significa quizás posiblemente la muerte. En forma breve: una ‘tetralogía’ que es mucho más que solo una prueba de talento. Habrá que prestarle atención a Goldin.”

Hartmut Regitz, Stuttgarter Nachrichten, 19 de abril de 1995


“… Estos cuatro dúos fueron creados en un período de 9 años. Y se nota lo minuciosamente pensado, lo profundizado. E igualmente que Goldin, él mismo durante cierto tiempo fue miembro del Folkwang Tanzstudio de Essen, aquí trabaja con egresados de la Escuela Folkwang. De repente aparece en el escenario tal cultura del movimiento como se puede apreciar pocas veces… Muchos están maravillosamente trabajados, algunos movimientos casi minúsculos, monstruosos en sus efectos: lo son porque están dotados de vida interior… Los trabajos de Goldin sacuden hasta despertarnos. Exigen nuevamente una feroz crítica a lo que está de moda, especialmente al espíritu de la época donde se producen las coreografías con mucha rapidez.”

Malve Gradinger, Münchener Merkur, 2 de agosto de 1995


“…Impresionante es la emocionalidad con la que los bailarines son capaces de expresarse. Los pasajes muy reservados, casi pantomímicos, se intercambian con movimientos fuertísimos, casi brutales. Las tres parejas de baile fueron elegidas con una alta sensibilidad. Es muy hermoso ver los movimientos suaves y fluidos, que toman recíprocamente uno de otro, que aumentan ondulantes y van disminuyendo. Las emociones que representan las figuras y, al mismo tiempo el hacerlas vivientes, es el fuerte de Daniel Goldin y su Ensemble. Los personajes no podrían decirlo mucho más claramente con palabras, que como lo hacen los bailarines con sus cuerpos en esta coreografía. La planificación de la música tiene un efecto potente: constantemente alternan las fuentes de sonido, se convierten así en efectivas analogías acústicas de los movimientos de los bailarines.”

Ruhrnachrichten, 21 de septiembre de 1996


“La tetralogía de dúos de danza de Daniel Goldin, a los cuales reunió en el cuarteto de una hora de duración “Cuentos del camino”, son como una exquisita música de cámara. Estrenada en 1994 en el teatro Pumpenhaus de Münster por miembros del Folkwang Tanzstudio de Essen, desde hace tiempo la elegíaca composición de danza-teatro es un celebrado ‘clásico’. Pina Bausch pidió incluir el tercer dúo “La Sombra y la Luna” (1992), bailado por el mismo Goldin y Lara Martelli, en el programa con motivo de la entrega del  “Premio alemán de danza”  a ella misma. Ahora Goldin los ha reestrenado. El estreno en el Teatro Municipal de Münster terminó con aplausos de agradecimiento, que duraron varios minutos, tanto para el coreógrafo como para ambas parejas: Eun-Sik Park y Tsutomu Ozeki, Ines Petretta y Wilson Mosquera Suarez. Con tierna poesía y melancolía, Goldin compone sobre música popular de Irlanda y Galicia, mezclada con sonidos de la naturaleza. Un penetrante y silbante viento atraviesa el oscurísimo espacio entre los cuadros, que se centran en el paso de las personas por el camino de la vida. Una infantilidad juguetona y los movimientos de una bizarra animalidad se encienden de pronto, sobre todo en “La Sombra y la Luna”… La mayor parte del tiempo, los bailarines luchan como marionetas colgadas de hilos invisibles: recostados, parados, acuclillados, contraídos y vibrando, hacia adelante como “A la deriva” (1993) o enviando señales de esperanza en “La peregrinación” (1986). Casi siempre están la mujer y el hombre uno detrás del otro, muy pocas veces al lado del otro, vuelto hacia el otro. Casi no se tocan o se miran a los ojos. Pero siempre una y otra vez hay una conmovedora ternura, una sensación de pertenencia, sobre todo en el último dúo “Alborada” (1994)… Las magistrales miniaturas de Goldin ofrecen una tranquila velada de danza, muy elevada de la ruidosa cotidianidad.”

Marieluise Jeitschko, Westfälischer Anzeiger, 1 de febrero de 2008


“Inspirados en el sobrio paisaje gallego, tratan los cuatro dúos creados entre 1986 y 1994. “A la deriva” está colocado en la primera parte de la tetralogía. Eun-Sik Park y Tsutomu Ozeki, con movimientos uniformes que recuerdan una maquinaria, recogen del mar lo que en otro lugar se perdió. A pesar del duro trabajo, encuentran un momento de ternura. Siempre con el peligro de que el tesoro rescatado costosamente sea arrastrado de nuevo al mar… En “La peregrinación” se separa una pareja de enamorados de la multitud de peregrinos. Ines Petretta atrae una y otra vez hacia ella a su pareja Wilson Mosquera Suarez, luego lo rechaza. Tan fuerte es el efecto del mandamiento de la castidad, que la religión se impone sobre los amantes. Fantasmagórica es “La Sombra y la Luna”. De manera escalofriante murmuran los árboles mientras que Ozeki y Park se relacionan medio con recelo, medio intencionadamente en un juego amoroso. Al principio ella se sienta sobre su espalda como una pesadilla, luego baila frívolamente de nuevo delante de sus narices, mientras que él trata en vano de atraparla: el encanto ilusorio de una noche de verano. Alegremente y de manera reservada… comienza la cuarta parte. En “Alborada”, Petretta y Suarez flirtean con mucha gracia hacia la salida del sol. Mientras tanto, retoman brevemente las secuencias de movimientos de “A la deriva”, pero sin la opresiva seriedad como Ozeki y Park en la primera parte, sino más bien irónicamente como una especie de alusión posmoderna. La coreografía de Goldin no es espectacular sino que se concentra en lo esencial, justamente con ello logra su mayor efecto. Acompañandos a veces y otras conducidos por la música, con influencia popular, del compositor gallego Emilio Cao, se mueven los bailarines en su vía, sin conocer el destino. Es la inseguridad de lo aparentemente seguro, que se representa en el escenario a través de imágenes tan hermosas como sensibles.”

Helmut Jasny, Münstersche Zeitung, 1 de febrero de 2008


“… Un viento continuo y tormentoso brama y conecta las cuatro partes, hace tiritar de frío y se sienten las fuerzas (¿de la naturaleza?) que vivencian los bailarines en la escena. A través de la pobre y grisácea Galicia en el norte de España, conducen los caminos de los bailarines: caminos en medio de un agujero negro, solamente marcado por la luz y solamente transitables a través de los movimientos pautados por el coreógrafo. La música de Emilio Cao acompaña e inspira tres de los cuatro cuentos: el músico, cantante y compositor crea atmósferas que concuerdan exactamente con lo que Goldin dice a través de los cuerpos de sus bailarines. A menudo parecen las personas ser como instrumentos.”

Heike Hänscheid, Echo Münster, 1 de febrero de 2008


“... El que ama la música de cámara, va a amar esta hora de danza.”

Marieluise Jeitschko, Tanznetz.de

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